martes, 5 de julio de 2011

La promesa

-Cuanto tiempo estuve dormida- pregunto, aún medio dormida.
-Mmm, no mucho, tal vez, una hora, ¿Cómo te sientes?
- Pues bien, eso creo, o tal vez eso quiero creer- Esbozo una leve sonrisa que no disimulaba su tristeza.


Aún no se cómo logre desbaratar el nudo que apretaba mi garganta, las palabras temblaban al salir de mi boca y sentía como retumbaban en la nada, sin encontrar un sentido lógico a lo que yo misma decía, divagaba sobre cualquier tema, tan solo para tratar de distraerla.
Comenzaron a avanzar rápidamente las horas y mi madre no mostraba indicios de mejora, los coágulos que emanaban de su cuerpo, incrementaban cada vez más, yo poco a poco comenzaba a mentirle, cada vez que la aseaba y ella preguntaba como seguía, le decía que mucho mejor, que ya casi no brotaba nada, trataba de engañarla a ella, trataba de engañarme a mi. Cuando el tiempo pasó y el sol termino su jornada laboral, ella me dijo:


-Pollito, necesito que te sientes un momento, quiero hablar contigo de mujer a mujer y con toda sinceridad- Y al decir esto, me tomaba de la mano y me acercaba a su regazo.
Sin decir nada, obedecí su petición y acto seguido, siguió hablando.
-Se que este es mi final y por favor no interrumpas a lo que pienso decirte. Debes ser fuerte y entender, aunque te cueste aceptarlo, que ya no voy a estar más contigo mi vida, deberás mantenerte con serenidad, estar preparada para mi partida y seguir las instrucciones que te voy a dejar, para que el proceso de muerte te sea un poco más fácil.
Yo escuchaba, pero no entendía nada, su voz me parecía tan lejana, como alguien que intenta enviar un mensaje a través del viento y este, lo deshiciera sin dejarlo llegar a su destino.
Mientras yo imaginaba miles de historias en mi mente, ella proseguía…


-Cuando yo haya dejado de respirar, llamarás al Dr. Ramírez, le dirás lo que paso y le pedirás que venga a levantar mi certificado de defunción, llamaras también a una funeraria y pedirás que se encarguen de mi cuerpo, solo tres cosas te voy a pedir y necesito que me prometas que las cumplirás.
No soporte más, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, cada palabra suya era un grieta cada vez más profunda a mi corazón.
- 1.- No permitas que nadie te diga que hacer, quiero morir en mi cama, en mi casa, con mis hijos, así que bajo ningún motivo dejes que alguien venga y me lleve al hospital.
- 2.- No quiero velorio, la gente solo se presenta por morbo y a comer gratis, sin importarle realmente el dolor de las personas.
- 3.- Quiero que incineres mi cuerpo y coloques mis cenizas aquí, en la casa, en la sala, quiero estar siempre con ustedes. Prométemelo corazón…


Ahogada en llanto y con la voz totalmente quebrada, dije….TE LO PROMETO MAMÁ!

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