miércoles, 25 de mayo de 2011

Soltando mi mano, se fue.



Camine hacia él con gran indiferencia, aunque quería correr y esconderme, temerosa de lo que se avecinaba, trate con todas mis fuerzas de tragarme el miedo y la incertidumbre que me invadía, no debía ni podía, levantar sospechas ante aquellas personas que tenia de frente, al pendiente de cada movimiento que yo pudiera hacer, acechando a su presa, y esperando a que me descuidara, para lanzárseme a la yugular y fulminarme.
Con cierto aire de arrogancia, pase junto a Andrés y sin brindarle mayor importancia a su presencia, me acerque a mi madre.

-¿Me hablabas mamá? ¿Qué se te ofrece?
- Andrés acaba de llegar y me pidió permiso para hablar contigo- E inmediatamente, el interrumpió.
- No madrina, no solo quiero hablar con ella, también con usted.

Sus palabras solo lograron inquietarme más, las piernas me temblaban y las manos sudaban frio.
Esperaba lo peor, en mi mente, ya me había creado en cuestión de segundos, las escenas posteriores de lo que “según yo” el iba a decir, mi corazón sentía que ese instante seria el principio del fin…
Mirándome a los ojos, se acerco y me tomo de las manos.
De todo corazón les pido perdón, mi intención jamás fue causarles algún dolor o mal entendido ni a ti, ni a tu familia. Reconozco que fue mi error, hablar con mi madre y mucho mayor error fue, hacerlo en estado inconveniente, les pido una disculpa enorme, en nombre de mi madre- En sus ojos se reflejaba una enorme sinceridad y una tristeza que calaba hasta los huesos.
El tan solo verlo, ahí de pie frente a mí, sentir sus manos sobre las mías y escuchar sus palabras, provocaron que se formara en mi garganta un nudo tan grande que me impedía articular palabra.

Continuo- De frente, madrina, le digo que su hija, jamás ha tenido nada que ver conmigo, no sé porque se habrá dado este mal entendido, pero de verdad les pido una disculpa, yo respeto mucho a esta familia y a usted la quiero como a una madre, si no es que más que a la verdadera.
Les prometo que no volverá a suceder algo como esto y que sobre todo, no me volveré a cruzar en sus caminos- Y al decir estas últimas palabras, sus ojos se mostraban cristalinos, invadidos por las lagrimas que trataba de reprimir, y soltando mi mano, se fue.

martes, 17 de mayo de 2011

Tres palabras...



El ruido del teléfono me despertó, a lo lejos, el sonido de la lluvia golpeando contra el suelo, creaba en el ambiente, una sensación de nostalgia, de vacío, como si el cielo supiera que mi vida no estaba bien y lloraba mostrándome su apoyo…
Mire la pantalla del celular y su nombre me exigía con insistencia que lo contestará, mi corazón hubiera querido tener manos propias y tomarlo, escuchar su voz y palpitar al unisonó con su respiración. Lo apague, no tenía fuerzas para iniciar una guerra de sentimientos de la cual, sabía de antemano, iba a salir perdedora. Estaba “según yo” decidida a dejar esa historia en el pasado, acabar de una vez con aquel capitulo de mi vida, que jamás debió escribirse, pero aunque nosotros mismos tratemos de engañar al corazón, en el fondo, sabemos que no queremos que esa relación termine, por tormentosa o inmoral que parezca. Porque cuando se siente un amor de verdad, no se piensa, tan solo se actúa!!
Transcurrieron los días o las semanas, no lo se, llegue a perder la noción del tiempo, el dejo de buscarme, me imagino que se había cansado de llamarme sin éxito alguno, tal vez se sintió herido y no quiso ser más un títere de mis decisiones o puede ser que solo hubiera sido un juego, al que yo le facilite un fin. Por ilógico e incomprensible que parezca, a pesar de haberle pedido que no me buscara y de haber ignorado sus intentos de comunicación, aún pasaban las horas y yo seguía mirando mi teléfono, esperando encontrar una llamada o algún mensaje que me hiciera saber que no me había olvidado.
Una tarde al regresar del trabajo, encontré a mi mamá acostada en la “hamaca” del jardín y escuchando música, cosa que tenía tiempo había dejado de hacer, la salude, subí a mi cuarto y comencé a platicar con Zoe de trivialidades. Transcurren algunos minutos, escucho la voz de mi madre llamándome, bajo y me dirijo a ella, una imagen paralizo mi andar…Laura, Blanca y Andrés acababan de llegar.
- Hola…Buenas noches- Dijo él y dirigiendo su mirada hacia mí, continuo- Me permites un momento…
De pronto, tres palabras congelaron mi vida en un instante… Necesito hablar contigo!

viernes, 13 de mayo de 2011

La Ley de la Hoja al Viento



¿Porque los seres humanos seremos tan complicados?, si tenemos algo cerca, anhelamos lo que está lejos, si nos permiten cosas, deseamos aquello que nos prohíben, si una persona nos demuestra su amor y hace hasta lo imposible por estar a nuestro lado, queremos y le damos mayor importancia al que nos ignora y nos trata con la punta del pie.
Teniendo tantos hombres libres en el mundo, como peces en el agua, tenía que enamorarme de uno que ya tenía compromiso, ¿porque me complicaba la existencia, con situaciones dolorosas y triángulos amorosos? ¿Que acaso mi vida no tenía suficientes problemas ya, con la enfermedad de mi madre, para agregarle uno más? ¿Mi corazón no tenia las suficientes cicatrices y grietas como para dañarlo aún más? Respuestas que hasta el día de hoy no me he podido contestar.
A Esto le llamo “La ley de la hoja al viento”
Imaginen, que un día hermoso y soleado se transforma de pronto en obscuro y con un aire que sopla como anunciando el comienzo de alguna tormenta, se sientan en la banca de un parque tratando de descifrar si lloverá o saldrá nuevamente el sol, las hojas de el árbol que les cobijaba, comienzan a desprenderse lentamente hasta terminar en el suelo, como olvidadas por aquel tronco que las protegía. Una hoja cae justamente sobre nuestro zapato, la observamos y agitamos el pie, para alejarla de nosotros, sin mayor importancia, comenzamos a mirar nuestro rededor y de pronto nuestra mirada se detiene en una hoja del mismo árbol, pero que se encuentra retirada de nosotros, sin saber porque, nos levantamos para tomarla y apreciarla con mayor cuidado, pero que sucede: Mientras más tratamos de acercarnos a aquella hoja, completamente igual a la que se poso en nuestro zapato momentos antes, esa hoja, se aleja como huyendo, el aire es su aliado, no permite que la cojamos, damos un paso y ella temerosa da otro, damos otro paso, ella desafiante da dos más, nos detenemos para tratar de engañar al viento y ganarle la carrera, y la hoja se detiene solo un instante para gritarnos, ¡ven a ver si puedes tomarme! Pero será en vano todo, porque podrán suceder dos cosas:
1.- Logramos acercarnos lo suficiente a la hoja, para arrebatársela al viento y una vez que la tenemos en nuestras manos, nos damos cuenta que es completamente igual a la que despreciamos de nuestro zapato y terminamos, por desechar a esta también. Ó
2.- Por más que corramos y le declaremos la guerra a la corriente de aire, aquella hoja emprenderá la huida, para ser apreciada por muchos otros ojos, pero poseída por ninguna mano.
Cuando tenemos un amor, a nuestro alcance, a nuestra disposición, no lo queremos, agitamos el pie y lo rechazamos de nuestro camino, y luchamos y desesperamos hasta los dientes, por poseer la atención o el amor de la persona que nos ignora, que tiene un compromiso o que tal vez ni siquiera ha notado que existimos.
¿Qué tiene esa persona que no posea la que está a nuestro alcance? Fácil, simplemente que nos gustan las cosas que nos prohíben, que le damos un valor diferente a lo que nos causa más trabajo, que nos gusta complicarnos la existencia. Nosotros mismos nos hacemos la vida difícil y cuando ya arriesgamos el todo por el nada y logramos que aquella persona nos ubique en su mapa, la mayoría de las veces, llegamos un día a la conclusión de que “aquella hoja” es igual a la otra y la arrojamos nuevamente al suelo, sin que nos importe más.

martes, 10 de mayo de 2011

La Elección


Al verme corrió a mi alcance, me rodeo con sus brazos y me abrazo tan fuerte y estremecedor, de manera tal que pareciera no volvería verme jamás o tal vez, el recuentro de dos viejos enamorados que con el paso del tiempo se alejaron y un día de pronto, el destino los volvió a colocar en el mismo camino.
Con indiferencia, lo aleje de mi lado, rechazándolo con mis brazos, aleje su cuerpo de mi cuerpo. Mi orgullo y mi enojo, podían más que el amor que me embargaba por dentro, que muy en el fondo de mi corazón, quería y necesitaba sentir su calor, besarlo y decirle que a pesar de todas las tormentas que nuestra barca atravesara, jamás dejaría la navegación a su lado, que valía la pena surcar los mares por inciertos que fueran mientras nuestro amor siguiera firme. Pero todos esos sentimientos se ahogaban dentro de mí, mi corazón le ordenaba a la boca que articulara frase alguna, que expresara con palabras los sentimientos que oprimían mi pecho, pero el cerebro le mandaba mensajes de alerta, le decía: No hables, no digas nada, recuerda que el hecho esto a perder, él fue quien hablo de más y con la persona menos indicada, el es el culpable de que esta historia haya llegado a su final, hazlo pagar! Era como una vocecita que no me dejaba en paz, que no quería que el amor le ganara a la razón en aquella batalla que mi vida atravesaba y desgraciadamente triunfo….
-Si te cite aquí, no fue para abrazarte, no te confundas que este no es un encuentro amoroso- Y al terminar de decir esas palabras, me quede mirándolo fijamente a los ojos.
-¿Que sucede pollito? ¿Por qué me hablas así?
- ¿No me digas que no te has enterado el resultado de tus actos? Está bien, al inocente jovencito, le voy a tener que refrescar la memoria. Ayer fui sometida a un juicio por parte de tu esposa y tu suegra, ya se enteraron que yo soy “Tu amante” y me armaron un drama en mi casa y se entero mi mamá. ¿Estás loco o que tenias en la cabeza, cuando le contaste de lo nuestro a tu madre?
-No sé de qué me hablas, yo no le he dicho nada de lo nuestro a mi mamá, a la única que se lo comente fue a mi tía Paty y no fue con mala intención, espero entiendas un poco como me siento, estoy atravesando una situación difícil, me duele dejar a mi hija, destrozar la familia o al menos ese intento de hogar que siempre quise para mi niña, y por otra parte estoy muy feliz, como jamás lo había estado, por que encontré el amor, porque mi vida por fin tiene sentido y eso es gracias a ti, porque existes, porque nos cruzamos en el camino y no puedo quedarme callado porque voy a explotar con todo esta felicidad por dentro, necesitaba platicárselo a alguien y me sincere con mi tía, ella siempre me ha querido como a un hijo y no creí que ella traicionara esa confianza.
Por favor no me culpes, no me juzgues por algo que se salió de mis manos, sin querer hacer daño y menos a ti, que eres el amor de mi vida.
- Lo siento Andrés, pero hemos llegado al punto en el que este callejón, ya no tiene salida, ayer lo negué todo y le pedí a Laura que te pusiera delante mío para que en mi cara, sostengas esas “mentiras”, no por miedo a tu esposa, fue por miedo a mi madre, no a que me pegue ni a decepcionarla, miedo, pavor a causarle daño, a que esa decepción agrave su situación y ocurra algo que jamás me perdonaría a mí misma. Perdóname por no luchar más por este amor, perdóname por ser cobarde y por poner a mi madre por sobre todas las cosas.
- ¿Entonces prefieres la comodidad de tus mentiras al dolor de la verdad, pero ganando la libertad de nuestro amor?- Me pregunto él, reflejando en su mirada y en su voz, la desesperación de un niño al que están alejando de su juguete preferido.
- No me pongas a elegir entre mi madre y tú, porque ten por seguro que no te va a gustar mi respuesta…

domingo, 8 de mayo de 2011

Corte la llamada...



Sabía que tenía todas las de perder, sabía que me estaba introduciendo más a la boca del lobo, que me aleje del camino de la verdad y perdía poco a poco la oportunidad de aclarar la situación, sincerarme con mi familia y alejar mi vida de toda la tormenta, pero no podía ceder, ya había tomado la decisión de continuar en mi mundo de mentira y no iba a provocarle un dolor a mi madre que fuera el causante de que algo malo le pasará, eso jamás me lo hubiera perdonado. Si, se que estaba mal, ¡fui cobarde! ¡Muy cobarde! Si, lo acepto, pero a veces lo correcto, no es la mejor solución.
A la mañana siguiente, me aliste para ir a la universidad y mientras arreglaba mis cosas, mamá varias veces intento comenzar una conversación superflua y banal pero a todo le contestaba cortante y esa conversación terminaba mucho antes de empezar. Quise mostrarle con mi actitud, que estaba muy indignada porque ella hubiera creído aquella “mentira” y se hubiera prestado a ese juego. Tome mis cosas y me fui.
- ¡Necesitamos hablar ¡- Le exigía a Andrés por teléfono, mientras subía los escalones a mi salón de clases.
- ¿Qué sucede pollito? ¿Estas enojada?- me preguntaba el, sin entender lo que sucedía.
- Necesitamos hablar en persona urgentemente, me has decepcionado y lo que tengo que decirte, lo tengo que hacer mirándote a los ojos. Nos vemos a las 2:00 en el parque de siempre- Y sin escuchar su contestación, corte la llamada.

Inocente...Hasta que se compruebe lo contrario.


Trate de que el miedo no le ganará a la razón y que mi mente comenzará a generar ideas nítidas y coherentes para poder pensar bien las cosas, algo dentro de mí, aunque había decidió alejarse del problema y huir, una parte más fuerte, me decía que no debía hacerlo, que las cosas no se resuelven huyendo y que era mucho mejor dar la cara y decir la verdad, independientemente de que se lo merecieran los demás, me la merecía a mí misma.
Así que sin más, me despedí de mis amigas, prometiéndoles avisarles cualquier decisión que tomara y alejándome para estar sola.
-¡Vaya, hasta que llegas!- Fue la frase con la que me recibió mi mamá, en cuanto abrí la puerta…
Así es, efectivamente, decidí arriesgarme a lo que viniera y llegar a mi casa, con las piernas temblando, mi voz entrecortada, las manos frías y un nudo en la garganta, me introduje al “OJO DEL HURACAN”
-¿Por qué llegas a esta hora? ¿Qué no se supone que salías a las 2pm?- Para cuando llegue a casa, el reloj ya marcaba las 4:30 de la tarde.
-Así es mamá, lo has dicho muy bien “salía” porque como hubo demasiada gente, me pidieron que me quedara tiempo extra, por eso, llegue a esta hr.- Después de tanto tiempo viviendo una doble vida y teniendo el papel de amante en esta novela, Obvio, si alguna habilidad había adquirido, era la de mentir y de una manera muy rápida creaba guiones de la nada.
De pronto, como acto de magia, hicieron su aparición Blanca y Laura, sin decir ni una palabra, se sentaron frente a mí, imagino que esperando que yo tomará la iniciativa de decir algo a mi favor. Yo, haciéndome la occisa, me dirige a la cocina y comencé a servirme de comer, disimulando mis nervios, me dirige al comedor y cuando me senté a la mesa, comenzó el interrogatorio.
- Nos acabamos de enterar, que tú eres la amante de Andrés, ¿Eso es lo que te han enseñado aquí en tu casa? – Se notaba en las palabras de Blanca, que se contenía para no gritar o aventarse a los golpes.
- Jajajaja ¿Qué yo qué? ¿No se a que te refieres?- Y mirando a los Ojos a ambas mujeres, me levante y camine hacia ellas, con tanta seguridad que hasta yo me sorprendía.
- Hoy por la mañana, le dijeron a Laura que su marido anda contigo- Me decía mi madre- Su suegra le hablo y dice que el mismo Andrés se lo confesó ayer, estando borracho ¿Es verdad eso?
- Bueno pero ustedes se han vuelto locas- Conteste con Indignación- Me sorprende que vengan a mi casa a decir esas cosas y me sorprende aún más de ti mamá. Tú Laura, sabes mejor que nadie que tu suegra es una chismosa, que ha inventado cosas hasta de ti, entonces que te puedes esperar que diga de los demás y sobre todo, que crean lo que “supuestamente” dijo Andrés cuando estaba borracho…
- Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad ¿No crees?- Dijo Laura, interrumpiéndome.
- Bueno, me parece bien, si quieren creer eso, ustedes son libres de hacerlo, pero como en todo juicio, necesito que me demuestres con pruebas que de lo que me estas acusando es verdad, no voy a discutir en algo que no vale la pena, ni le voy a dar importancia a algo que no lo tiene, a mi la gente no me da de comer, Así que lo único que te voy a pedir es que me traigas a tu marido y a tu adorada suegra y que lo que supuestamente dijeron, me lo digan a mí de frente, vamos a ver si me lo sostienen en la cara.
Al fin que el “acusado” tiene derecho a que se le presenten pruebas… Ya que yo seguía siendo Inocente, hasta que se me comprobará lo contrario.