domingo, 6 de febrero de 2011

La más terrible de las decepciones


La gente comenzó a llegar y el lugar poco a poco se fue llenando, yo estaba como zombie, a veces recostada en el sofá, se me derramaba alguna lagrima recordando el pasado y otras veces tan solo me quedaba ida, mirando algún punto en el espacio. Al salir tratando de buscar un rincón en el cual llorar sin que nadie me viera, vi llegar a mi mamá del brazo de mi hermano. A pesar de asombrarme el que Irving estuviera ahí, sabiendo que en el batallón no les permitían salir, no pregunte nada, tan solo nos abrazamos sin decir nada.

Las horas transcurrían lentamente, es curioso como todos escuchamos hablar de la muerte todos los días y sin embargo creer que eso pasa en las demás familias y que nosotros tenemos un escudo que nos da la inmunidad al sufrimiento.

A pesar de ya haber afrontado la muerte años atrás, cuando el papá de mi hermano murió, no puedo asegurar saber a ciencia cierta que sentimientos internos se experimentaban hasta ese momento, en el que yacía mi padre en aquella habitación.

Por la noche la gente comenzó a retirarse, mis compañeros del trabajo llegaron cargados de cajas, traían pan, café, azúcar y demás cosas que se usan en aquellas ocasiones, logre esbozar una sonrisa al verlos, reconozco que el saberlos a mi lado, me hacia sentir que les importaba y que realmente podía decir que tenia amigos de verdad.

Nuevamente mi mente se queda en blanco, hasta en el momento en que comenzaron a llegar los autobuses que nos llevarían al cementerio, Zoe y yo nos subimos a la carroza fúnebre y todas las demás personas nos seguían rumbo a la última morada de mi padre.

Llegamos al lugar donde ya tenían lista la fosa en la que introducirían la caja, la gente comenzó a rodear la fosa y el padre inicio el pequeño sermón, de pronto, no se de donde, apareció un mariachi tocando una canción, no recuerdo cual era, pero al escucharla no pude soportar y comencé a llorar, mi hermana y mi mamá me abrazaron, entre el llanto y el bullicio, vi a dos mujeres, que abrazaban a mi tío al mismo tiempo que se arrodillaban y besaban el ataúd, un muchacho a su lado, las sostenía del brazo.

No pude reconocerlas y como no pude quedarme con la duda, le pregunte a mamá si ella sabía quienes eran, pero ella no me dijo nada. Así que decidía, me acerque a mi tío y alejándolo de aquellas personas, le pregunte:

-¿Quiénes son las mujeres que están contigo?¿Porque le lloran tanto a mi papá?

Su cara, notaba un ligero desconcierto, volteo a verlas como para asegurarse que no nos escuchaban y acercándose a mi oído, me contesto:

- Aquellas dos chicas que ves allá y el muchacho que esta de pie sosteniéndolas, mmm… También son hijas de Javier… Son tus hermanos!!!

Sin haber terminado aún el sepelio, sin voltear a ver a nadie y sin dar una explicación, me aleje de aquel lugar, acabando de experimentar la más terrible de las decepciones.

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