
Lo que un día sueñas y crees que es una pesadilla, se logra convertir en realidad y es cuando te das cuenta que la imaginación y la realidad son una línea muy delgada que en ciertas circunstancias de la vida, se unen.
Elio, “El flamante novio” de mi mamá, con el paso del tiempo se iba quedando a dormir en mi casa, lo cual cada vez que ocurría suscitaba peleas a muerte entre mi mamá y yo. Lo inevitable se hizo presente: El se quedo a vivir en casa. Un día al despertarme, me encontré con todas sus cosas en la sala (Cosas que no eran casi nada: ropa, zapatos, gorras y pendejaditas de ese estilo, porque cabe mencionar que el “tipejo” no tenia ni en que caerse muerto) al enterarme de ese trágico suceso, estuve a punto de irme de la casa, pero no pude, no tenia los 18 años aun y mi mamá me amenazo con que si me iba, me iría a buscar a donde me encontrara y seria peor y como ya se los había comentado antes, debo reconocer que aunque siempre fui rebelde, en el fondo si le tenia un pánico terrible a mi mamá. Ella jamás decía las cosas a la ligera y lo que prometía siempre lo cumplía. Así que con todo mi dolor, me quede en casa.
Sin temor a equivocarme, esos días fueron los peores de mi vida (hasta ese momento) la situación en casa se hacia demasiado pesada, Irving pocas veces iba y cuando se entero de la situación, aunque no le pareció del todo la noticia, no hizo mas que decir que si el tipo no se metía con el, el no tenia problema alguno y Zoe era de la opinión que a lo mejor el era una buena persona pero que había que darle una oportunidad, eso me molestaba infinitamente, no podía soportar no tener ningún aliado y mucho menos que se atrevieran a querer darle un cariño que no se merecía.
Ocurrieron sucesos que poco a poco fueron alimentando mas mi coraje, algunos días cuando yo regresaba de la prepa, el tipo le decía a mi mamá que hablara conmigo, que no era posible que si yo salía a una hora determinada de la escuela, llegaba a casa mas tarde (aunque fueran 15 min.) o que porque la falda de mi uniforme estaba tan corta, algunas otras veces por las tardes mis amigos iban a verme a la casa y cuando mi mamá veía que se acercaba la hora en que el imbécil este regresara a casa, salía y corría a mis amigos y a mi me decía que me metiera porque no tardaba en llegar Elio y no quería tener problemas con el por mi culpa y cosas que tal vez ahora parezcan pequeñas e insignificantes, pero que cuando eres adolescente y alguien no te cae, las ves del tamaño del universo. Me molestaba el hecho de que mi mamá jamás hubiera actuado así antes, pero que ahora se dejara manipular por un hombre, me enojaba que con nosotras se hiciera la mujer fuerte y de carácter, y que con el fuera una cosa insignificante, me enojaba tener que actuar de tal o cual manera por un tipo que no era ni de mi familia, si ni a mi papá le hacia caso, a este imbécil porque si tenia que hacérselo. Fue la etapa mas rebelde de mi adolescencia, me volví más grosera, vengativa, rencorosa, soberbia y prepotente de lo que antes pude haber sido y en lugar de unirme a mi mamá, cada vez me alejaba más.
Llego el momento en el que el tipo ya no soporto más mis groserías y una noche empaco sus cosas y salio de la casa, mamá al verlo marcharse, salio corriendo tras el y le quiso impedir el que se fuera pero el no dio marcha atrás y siguió avanzando, solo se volteo, la miro y le dijo:
-Tu hija esta muy mal, esta loca y mientras ella siga aquí yo no voy a regresar contigo.
Ella al escuchar sus palabras le pidió que no se fuera, que la esperara unos minutos en la parada del autobús. Regreso corriendo a casa y me tomo del brazo con fuerza, sus ojos parecían dos bolas de fuego que de haber podido me hubieran atravesado para dejarme ciega, con una voz fuerte pero a la vez cortada por las lágrimas, me dijo:
-Elio se va a ir por tu culpa, porque eres una grosera, ya me tienes harta- No pudo terminar la oración por que el llanto le consumió la voz.
-¿Que te pasa? ¿Estas loca?- Le conteste a gritos.
Al escuchar eso, soltó su brazo con el que me tenía sujetada y sin darme cuenta, me soltó una bofetada. La mejilla me ardía en exceso pero no se si por la cachetada que acababa de recibir de mi mamá o por la impotencia de querer regresársela con todas mis ganas y no poder hacerlo.
-¡¡ Vas a ir ahorita mismo a donde esta el y quiero que le pidas una disculpa!! No me importa si te tienes que hincar a sus pies, para lograr que no se vaya, pero escúchame bien, si el se va tu te vas también de la casa.
No pude contestarle, comencé a llorar del coraje tan grande y de la decepción que me causaban sus palabras.
Nuevamente me tomo del brazo y sujetándome con demasiada fuerza, me llevo con ella hacia la parada del autobús donde lo había dejado.
El, para mi desgracia seguía ahí, parado con una cara de estúpido que le iba muy bien.
Nos acercamos y mi mamá me soltó, casi empujándome al piso
-¡Ahora dile lo que tenias que decirle!!- Me ordeno.
-Yo no tengo que decirle nada, si se quiere largar que se largue, ya era hora que de una buena vez nos dejara en paz- Le conteste de una manera tan grosera, que la gente que pasaba cerca, se volteaba para ver que es lo que ocurría.
-Mira niñita, ya me canse de ti y te digo de una buena vez, te vas a largar de la casa, te voy a mandar con tu padre, a ver si con ese borracho vas a ser feliz, lo único que vas a conseguir ahí es salir panzona, porque no vas a tener rienda, pero eso es lo que quieres ¿no? Pues lo vas a tener.
Yo sabía que lo que ella decía era cierto, digo no todo, eso del embarazo no era mi idea de “estar sin riendas”, siempre supe que con mi papá jamás tendría futuro como el tampoco lo tenia. Así que tragándome mi orgullo y mirándolo a el, le dije:
- Mira, “te voy a decir que te quedes en la casa, que vivas ahí y que seas muy feliz con mi mamá”, pero pon atención, esto que acabas de escuchar salir de mis labios, no lo volverás a escuchar y solo te lo estoy diciendo porque tu mismo acabas de oír lo que mi mamá me dijo, de que manera me amenazo para que yo te dijera esto, pues bien, has ganado esta pelea…Pero no la guerra.
- Tu hija esta loca, ves lo que te decía. Solo regresare a la casa si me prometes que la vas a llevar con un psicólogo y si es necesario la internes en un hospital psiquiátrico, ella no es normal pero tu no lo ves porque el amor de madre te engaña.- Contesto el, mirando a mi mamá.
Ella solo se quedo mirándolo en silencio y sin esperar a ver cual era el desenlace de esa escena, me di la media vuelta y me regrese a casa llorando, meditando sobre algún plan que me hiciera ganar la guerra.