sábado, 24 de octubre de 2009

En Paz


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

Porque nunca me diste ni esperanza fallida,

Ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;


Porque veo al final de mi rudo camino,

Que yo fui el arquitecto de mi propio destino;


Que si extraje la miel o la hiel de las cosas,

Fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

Cuando planté rosales, coseché siempre rosas. ...


Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡Mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!


Hallé sin duda largas noches de mis penas;

Más no me prometiste tú sólo noches buenas;

Y en cambio tuve algunas santamente serenas...


Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


AMADO NERVO

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