
El ser humano por naturaleza tiende a defender lo que considera suyo, de la forma que para cada quien sea la mas conveniente, los animales por ejemplo muerden o arañan a otro animal de su misma especie o totalmente diferente, para conseguir sus alimentos o para conservar a su hembra, las personas se supone usamos el razonamiento que nos fue dado, para luchar por lo que queremos pero gran parte del tiempo nos olvidamos de tener ese razonamiento e igualamos a los animales, grave error porque en lugar de parecer unos seres inteligentes y audaces, los animales salvajes suelen ganarnos por demasiada diferencia.
El “tipo” se presentaba en mi casa casi a diario, y mi mamá en esos días se encontraba muy feliz, como adolescente, a lo que a mi parecer era tan cursi y ridículo pero pues obvio jamás pidió mi opinión. Un día como cualquier otro (según yo) el “tipo” llego a mi casa algo ya tarde, habrán sido las 9 PM y nosotras estábamos cenando, mi mamá “tan linda” lo invito a cenar y el acepto. Yo al ver ese suceso comencé a cenar a toda prisa para poder levantarme de la mesa lo mas pronto posible y no tener que soportar mas su presencia, dieron las 10:00 y todos terminamos de cenar, las 11:00, las 12:00 y el tipo no se iba, la verdad quería quedarme despierta para poder hacerle ver, con mis modos tan sutiles( aja) que esas horas ya no eran propias de una visita y que las personas de la casa queríamos descansar, pero Morfeo logro atraparme entre sus brazos y en un momento sin darme cuenta no supe más de mi. Al despertarme, apresuradamente me levante de la cama no sin antes ver el reloj, eran las 03:00 am. En la sala ya nadie se encontraba y se respiraba una gran tranquilidad, propia de esa hora.
A la mañana siguiente, me dispuse a bajar para desayunar como cualquier otro día, pero al llegar al comedor, me encontré con una gran sorpresa de “buenos días”, el “tipo” estaba sentado desayunando. Casi me da una embolia en ese momento, sentí que la sangre me subía y me bajaba y que me ponía de mil colores, por un momento creí desmayarme, pero por desgracia eso no sucedió, Este engendro surgido desde el mismísimo infierno se había quedado a dormir con mi mamá, que poca madre!! Tener que soportar al tipo de visita era un descaro pero ahora tenerlo como huésped era algo que sobrepasaba mi paciencia y que no estaba dispuesta a soportar. Le dije a mi mamá que yo no quería que el volviera a pisar la casa, porque esa casa era de mi papá y que personas como esas eran indeseables y en un momento de rabia aun mayor, me dirigí hacia el televisor (mismo que estaba encendido y que el engendro estaba viendo) y la apague, aquel me miro con unos ojos que me quería matar si hubiera podido y le grito a mi mamá:
-Flaca! Tu hija me acaba de apagar la televisión, que acaso no les has enseñado modales, porque su actitud deja mucho que desear. Si fuera mi hija…
No lo deje terminar esa frase.
-Si fuera tu hija, ten por seguro que ya me hubiera suicidado- Le conteste a punto del llanto por el coraje que estaba pasando.
- Jamás en tu miserable vida vuelvas mencionar algo de ese tipo, pareces estúpido pero al hablar lo confirmas.
-Niña!! Cuida tu lenguaje, yo no te he enseñado a ser así- Contesto mi mamá, interviniendo como superhéroe ante su amado.
-Pídele una disculpa- Me ordeno.
Sin poder articular una palabra, Salí de mi casa con lágrimas en los ojos…
El “tipo” se presentaba en mi casa casi a diario, y mi mamá en esos días se encontraba muy feliz, como adolescente, a lo que a mi parecer era tan cursi y ridículo pero pues obvio jamás pidió mi opinión. Un día como cualquier otro (según yo) el “tipo” llego a mi casa algo ya tarde, habrán sido las 9 PM y nosotras estábamos cenando, mi mamá “tan linda” lo invito a cenar y el acepto. Yo al ver ese suceso comencé a cenar a toda prisa para poder levantarme de la mesa lo mas pronto posible y no tener que soportar mas su presencia, dieron las 10:00 y todos terminamos de cenar, las 11:00, las 12:00 y el tipo no se iba, la verdad quería quedarme despierta para poder hacerle ver, con mis modos tan sutiles( aja) que esas horas ya no eran propias de una visita y que las personas de la casa queríamos descansar, pero Morfeo logro atraparme entre sus brazos y en un momento sin darme cuenta no supe más de mi. Al despertarme, apresuradamente me levante de la cama no sin antes ver el reloj, eran las 03:00 am. En la sala ya nadie se encontraba y se respiraba una gran tranquilidad, propia de esa hora.
A la mañana siguiente, me dispuse a bajar para desayunar como cualquier otro día, pero al llegar al comedor, me encontré con una gran sorpresa de “buenos días”, el “tipo” estaba sentado desayunando. Casi me da una embolia en ese momento, sentí que la sangre me subía y me bajaba y que me ponía de mil colores, por un momento creí desmayarme, pero por desgracia eso no sucedió, Este engendro surgido desde el mismísimo infierno se había quedado a dormir con mi mamá, que poca madre!! Tener que soportar al tipo de visita era un descaro pero ahora tenerlo como huésped era algo que sobrepasaba mi paciencia y que no estaba dispuesta a soportar. Le dije a mi mamá que yo no quería que el volviera a pisar la casa, porque esa casa era de mi papá y que personas como esas eran indeseables y en un momento de rabia aun mayor, me dirigí hacia el televisor (mismo que estaba encendido y que el engendro estaba viendo) y la apague, aquel me miro con unos ojos que me quería matar si hubiera podido y le grito a mi mamá:
-Flaca! Tu hija me acaba de apagar la televisión, que acaso no les has enseñado modales, porque su actitud deja mucho que desear. Si fuera mi hija…
No lo deje terminar esa frase.
-Si fuera tu hija, ten por seguro que ya me hubiera suicidado- Le conteste a punto del llanto por el coraje que estaba pasando.
- Jamás en tu miserable vida vuelvas mencionar algo de ese tipo, pareces estúpido pero al hablar lo confirmas.
-Niña!! Cuida tu lenguaje, yo no te he enseñado a ser así- Contesto mi mamá, interviniendo como superhéroe ante su amado.
-Pídele una disculpa- Me ordeno.
Sin poder articular una palabra, Salí de mi casa con lágrimas en los ojos…
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