jueves, 15 de octubre de 2009

Sin saber porque...Se fue.


Tenia 9 años y pasaba mi infancia como cualquier niña, jugaba con las amiguitas y veía caricaturas, imaginaba que la vida era color de rosa y que no había mayores problemas de los que representaban el pelearse por un juguete, no querer comer las verduras que tu mamá te daba o tal vez esforzarte por no reprobar matemáticas.
Las cosas en mi casa estaban un poco frías en relación con mis papás, no se como sucedió pero sin darme cuenta mamá y papá ya no dormían juntos ni se trataban con cariño como años atrás. Mi casa era de dos plantas y contaba con dos recamaras, en una dormía mi mamá sola y en la otra mi papá en una cama y en una litera que estaba al lado de el, dormíamos Zoe y yo (Zoe en la cama de abajo y yo arriba). Mi cama por lo regular siempre estaba vacía, ya que a mi me encantaba pasarme por las noches a dormir con mi papá y me despertaba por las mañanas cuando el se iba a trabajar.
Un día la vida me haría salir de ese mundo color de rosa para nublarlo todo y convertirlo de la nada en gris. Yo estaba profundamente dormida cuando comencé a escuchar entre sueños unas voces q decían algo pero que yo no entendía, poco a poco las voces se comenzaron a hacer mas fuertes hasta que me di cuenta que no estaba soñando y q eran reales, desperté con la idea de preguntarle a mi papá si el también escuchaba las voces, pero para mi sorpresa el no estaba en la cama, inspeccione con la mirada la recamara para ver si se encontraba cerca, pero solo estaba en la cama de al lado mi hermana que aun seguía en brazos de Morfeo.
Ansiosa por descubrir de donde provenían esas voces, me asome por una ventana que daba la vista a la calle principal y que estaba junto a la cama. No debí haber mirado por aquella ventana, al hacerlo vi a unas personas (habrán sido unas 6 personas) que hablaban en voz fuerte que se lograba escuchar en toda la calle, manoteaban y hacían gestos de una forma molesta refiriéndose a mi papá que se encontraba con ellos. Yo no entendía lo que pasaba en la el patio de mi casa, así que desesperada me levante de la cama, me puse unas sandalias y me dirigí a bajar las escaleras de mi casa, cuando a mi encuentro salio mi mamá, que me imagino al escuchar las voces al igual que yo había bajado antes para enterarse de lo sucedido. Al verme me tomo por el brazo y me detuvo para que no lograse terminar de bajar, me sentó en uno de los escalones y me dijo:
-¿Por qué estas despierta a estas horas? ¿Por que bajaste?
-No podía dormir, esas voces me despertaron. ¿Qué sucede mamá?
-No pasa nada, sube a dormir que es muy temprano para ti. (Habrán sido las 7am)
-¿Por qué le gritan a mi papá, que le están reclamando?
Al decir esas palabras mi voz se entrecorto y comenzaron a rodar unas lágrimas por mis mejillas.
Mi mamá no sabía que decirme o más bien no quería decirme nada, así que decidió quedarse en silencio y acercarse mas a mi, cuando disponía a sentarse a mi lado las voces se callaron y papá entro por la puerta, nos vio en las escaleras y se acerco a nosotras, por un instante nadie dijo nada, hasta que papá rompió el hielo: -¿Que hacen despiertas? Tú no deberías estar fuera de la cama, dijo mirándome tiernamente.
Se puso de cuclillas frente a mí y me dijo: - Me tengo que ir, voy a trabajar y tal vez ya no pueda regresar a la casa, han ocurrido unos mal entendidos y necesito aclararlos. No te preocupes que no es nada malo.
Yo quise decirle algo, preguntarle muchas cosas, pero no pude o no me dejaron. Papá y mamá salieron de la casa para hablar, haciéndome señas mientras se retiraban para que no me moviera de donde estaba y los esperara. No se cuanto tiempo habrá pasado, hasta que por fin entraron y sin decir nada mi papá subió las escaleras pasando junto de mi sin ni siquiera verme, tomo algunas cosas de la recamara y bajo en menos de 15 minutos, me abrazo, me dio un beso y se despidió pidiéndome nuevamente que no me preocupara y que no olvidara que me quería mucho.
Al verlo partir comencé a llorar y mi mamá no pudo consolarme, así que solo me tomo con fuerza la mano y ambas nos quedamos mirando la puerta.
Nunca imagine que ese día despertaría para ver a mi papá irse… Y jamás volver.

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