
Al abandono físico de mi padre hacia nosotras, también se agrego el abandono económico, de pronto ya no nos daba para la escuela, para los gastos de la casa, de pronto ya no nos daba dinero para nada. Mi mamá entro a trabajar a una empresa que se dedicaba al mantenimiento de los barcos que llegaban al puerto. Su horario era de las 7 a.m. hasta las 15 p.m. Por lo tanto no nos veíamos hasta en la tarde que todos estábamos ya en casa, puesto que por las mañanas nosotros estábamos en la escuela y ella trabajando, al salir de clases nos repartíamos el quehacer del hogar y algunas veces hasta nos toco guisar porque a mi mamá no le había dado tiempo dejar la comida hecha un día antes. Yo odiaba estar en clases y todo el día me la pasaba esperando que diera la hora de salir, y al salir quería que la mañana regresara porque no quería llegar a mi casa a hacerla de cenicienta, pero era obvio que debíamos hacerlo, mi mamá no podía con todo.
Fui creciendo, hasta cierto punto sola, mi mamá se pasaba las tardes durmiendo al llegar de trabajar, y cuidadito si hacíamos ruido y la despertábamos por que si de por si su carácter era en exceso fuerte, si se llegaba a despertar por culpa nuestra… que nos agarraran confesados.
Debo decir que mi mamá era una madre única, siempre fue de las que no te permitía que te sentaras mal en la mesa, que hablaras mientras comías, que dijeras palabras impropias, que llegaras tarde de la escuela y muchas cosas mas, su carácter autoritario jamás permitía que la retaras ni con la mirada, cuando ella creía tener la razón no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión. Al ser adolescente y haber heredado su carácter, chocábamos verbalmente casi siempre, no recuerdo en que momento me convertí tan rebelde, altanera, voluble, pero si recuerdo que eso a mi mamá le traía dolores de cabeza, siempre fui de los tres niños, la mas problemática, por la que la llamaban a la escuela, pero creo que tan bien fui la que mas miedo le tenia, y actuaba de esa manera tan imprudente por demostrarme que podía ser mas que mamá, ya que, nunca me ha gustado obedecer reglas. Viene a mi mente un día ya cerca del fin de curso, donde yo terminaría por fin la secundaria para pasar al bachillerato, horror!! A la señorita (ósea a mí) se le ocurre reprobar una materia: Física. Por dios cabe mi propia tumba, no tuve el valor para decirle a mi mamá mi chistecito y por guardarme todo lo que sentía, me comenzaron a salir unas ronchitas en el brazo, las cuales me daban una comezón horrible, llegue al punto tan desesperante de agarra hielo del congelador y ponérmelo en el brazo para calmar esa comezón, sin obtener resultados, al darse cuenta mi mamá de mi brazo( ya lo tenia, súper inflamado, rojo e irritado, eso sin mencionar que las dichosas ronchitas recorrieron mis dos brazos y comenzaron a brotar en mis piernas) me llevo al medico, este me diagnostico: “Herpes zoster” una enfermedad nerviosa que se presenta al estar bajo mucha presión o estrés, y que con medicamento se mantiene estable pero que jamás se cura, se desaparece de la piel, pero en cuanto vuelves a estar en tensión, brota como mala hierba, se vuelve una muy buena amiga, porque jamás te abandona. Ese día en el consultorio del medico, confesé a mi mamá todo lo que traía guardado en cuestión de la escuela, casi le da un infarto y en ese momento se volvió vidente porque me dijo hasta de lo que me iba a morir, yo me salve de unos muy buenos golpes por encontrarse presente el doctor.
Llegue a un punto en el q odiaba a mis a padres, creo a todos nos ha pasado eso a cierta edad, sentía que todo lo que hacia estaba mal para mi mamá, que solo veía la forma de hacerme la vida pesada, que nunca me quería y que solo quería verme triste o enojada. Esas frases típicas de: “Lo hago por que te quiero” ó “Lo entenderás cuando seas grande” me calaban hasta los huesos, alucinaba lo que me decía, me tenía hasta la madre, siempre con lo mismo.
Alguna vez leí en una pared: “Cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad”. Muchas veces desee que me dejara en paz y se muriera…Muy tarde comprendes la magnitud de tus palabras.
Fui creciendo, hasta cierto punto sola, mi mamá se pasaba las tardes durmiendo al llegar de trabajar, y cuidadito si hacíamos ruido y la despertábamos por que si de por si su carácter era en exceso fuerte, si se llegaba a despertar por culpa nuestra… que nos agarraran confesados.
Debo decir que mi mamá era una madre única, siempre fue de las que no te permitía que te sentaras mal en la mesa, que hablaras mientras comías, que dijeras palabras impropias, que llegaras tarde de la escuela y muchas cosas mas, su carácter autoritario jamás permitía que la retaras ni con la mirada, cuando ella creía tener la razón no había poder humano que la hiciera cambiar de opinión. Al ser adolescente y haber heredado su carácter, chocábamos verbalmente casi siempre, no recuerdo en que momento me convertí tan rebelde, altanera, voluble, pero si recuerdo que eso a mi mamá le traía dolores de cabeza, siempre fui de los tres niños, la mas problemática, por la que la llamaban a la escuela, pero creo que tan bien fui la que mas miedo le tenia, y actuaba de esa manera tan imprudente por demostrarme que podía ser mas que mamá, ya que, nunca me ha gustado obedecer reglas. Viene a mi mente un día ya cerca del fin de curso, donde yo terminaría por fin la secundaria para pasar al bachillerato, horror!! A la señorita (ósea a mí) se le ocurre reprobar una materia: Física. Por dios cabe mi propia tumba, no tuve el valor para decirle a mi mamá mi chistecito y por guardarme todo lo que sentía, me comenzaron a salir unas ronchitas en el brazo, las cuales me daban una comezón horrible, llegue al punto tan desesperante de agarra hielo del congelador y ponérmelo en el brazo para calmar esa comezón, sin obtener resultados, al darse cuenta mi mamá de mi brazo( ya lo tenia, súper inflamado, rojo e irritado, eso sin mencionar que las dichosas ronchitas recorrieron mis dos brazos y comenzaron a brotar en mis piernas) me llevo al medico, este me diagnostico: “Herpes zoster” una enfermedad nerviosa que se presenta al estar bajo mucha presión o estrés, y que con medicamento se mantiene estable pero que jamás se cura, se desaparece de la piel, pero en cuanto vuelves a estar en tensión, brota como mala hierba, se vuelve una muy buena amiga, porque jamás te abandona. Ese día en el consultorio del medico, confesé a mi mamá todo lo que traía guardado en cuestión de la escuela, casi le da un infarto y en ese momento se volvió vidente porque me dijo hasta de lo que me iba a morir, yo me salve de unos muy buenos golpes por encontrarse presente el doctor.
Llegue a un punto en el q odiaba a mis a padres, creo a todos nos ha pasado eso a cierta edad, sentía que todo lo que hacia estaba mal para mi mamá, que solo veía la forma de hacerme la vida pesada, que nunca me quería y que solo quería verme triste o enojada. Esas frases típicas de: “Lo hago por que te quiero” ó “Lo entenderás cuando seas grande” me calaban hasta los huesos, alucinaba lo que me decía, me tenía hasta la madre, siempre con lo mismo.
Alguna vez leí en una pared: “Cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad”. Muchas veces desee que me dejara en paz y se muriera…Muy tarde comprendes la magnitud de tus palabras.
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