Nos separamos instantáneamente al escuchar aquella voz y quisimos disimular que hablábamos al oído, pero fue imposible, Miguel, un joven que vivía cerca de nuestras casas, nos había visto en plena “acción”.
Andrés me pidió que me retirara del lugar sin decir nada y que lo dejara solucionarlo, así que sin más, detuve un taxi y me aleje.
Durante la tarde, estuve muy inquieta, esperaba lo peor y cuando me decidí a mandarle un mensaje para saber que había ocurrido, mi teléfono comenzó a sonar con insistencia, la pantalla mostraba un numero que yo no conocía, con cierta duda, porque no suelo contestar llamadas si el numero no es identificado, me decidí a contestar:
- Si, ¿bueno? ¿Quien habla?
- ¿Amor, eres tu?- Pregunto la voz del otro lado del auricular
- ¿Andy? ¿De donde me llamas, no reconozco el número? Le pregunte muy desconcertada, era muy raro que el no me localizara desde su celular.
- Te llamo desde la casa de mis papás, Hace un rato hable con Miguel y le pedí que por favor no dijera nada de lo que había visto, me dijo que no había problema. Pero como no supe si cumpliría con lo que le pedí, decidí venir a platicarle todo a mi mamá, para saber ella que me aconsejaba hacer.
- ¿Queeeee? ¿estas loco o que te pasa? ¿Cómo pudiste hacer eso, sin consultármelo?
Yo estaba en completo estado de shock, no sabia ni que decirle, si lo hubiera tenido de frente, juro que lo hubiera abofeteado del coraje, no podía creer lo que me acaba de decir, y escuchar que su mamá lo sabia todo, me ponía de lo mas histérica, ya que, a mi fabulosa “suegrita” no se le conocía precisamente por ser una persona muyyy discreta, si hubiera dispuesto de una maquina del tiempo, sin dudar la hubiera utilizado, pero ya no había nada que hacer, así que no me quedaba más que tranquilizarme, lo ultimo de lo que tenia ganas en esos tiempos era de discutir, no tenía fuerzas ni para eso.
- Amor, relájate, no pasa nada, mi mamá me prometió no decir nada, solo me dijo que lo piense bien, que no tire a la basura tantos años de felicidad con Laura, que ella me ama y que lo tuyo es solo una “ calentura” del momento. Pero después de expresarle todo lo que me haces sentir, no tuvo más que resignarse.
- ¿Y que es lo que yo te hago sentir?- Le pregunte, ya un poco más tranquila, la verdad, lo que opinará su madre me tenia totalmente sin cuidado, nunca había sido “santo de mi devoción”.
- ¿Te puedo confesar algo?- Me pregunto con cierta timidez.
- ¡Claro!- espere con atención lo que tenía que decirme.
- ...Yo...Te ¡AMO!!
Y trás un instante de silencio, sin más, colgó el teléfono.









