
Al salir mamá del hospital, mis hermanos se turnaban para cuidarla por las mañanas y a mi me tocaba ocuparme de ella por las tardes al salir de la prepa.
Casi siempre al regresar del colegio, la encontraba en casa de Blanca, una vecina, a la que ella quería mucho y decía era su hermana y su comadre, ya que por ser siempre tan unidas, mi mamá era madrina de bautizo de Laura, la hija mayor de “Mi tía” Blanca, así que muchas veces al ir a buscarla, me quedaba con ella, sumergida en las grandes platicas que tenían. Eso le servia mucho a mi madre, se distraía y su estado de animo mejoraba enormemente, a lo cual yo siempre le daba gracias.
Yo mejor en la escuela, comencé a ir a practicas hospitalarias a otro municipio y mi mamá ya me brindaba más libertad, ya por fin aceptaba a mis amigos y varias veces hasta los invitaba comer sin estar yo presente. No podía pedir nada más. Todo comenzaba a tener sentido por fin!!!
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